Pese a lo que, posiblemente, hemos leído en el pasado, no estamos ni ante un libro de viajes ni ante un texto pensado para un lector joven, aunque Los viajes de Gulliver no carezca de ambas posibilidades. En efecto, los viajes marítimos y las aventuras de corte fantástico que vivirá Lemuel Gulliver, se presentan como el leitmotiv de esta entretenida novela, pero toda la narración está atravesada por el interés de su autor en mostar, de forma deliciosamente irreverente, las contradicciones de un mundo constituido por personas que parecen carecer de la probidad e inteligencia que se esperaría de su pertenencia al género humano. Los viajes se resuelven -tras padecimientos y sorpresas de todo tipo- con una amarga sensación de desengaño, que lleva a Lemuel a afirmar que la mentira es una costumbre "profundamente enraizada en las mismísimas almas de todos los de mi especie, y en especial en los europeos". Absolutamente recomendable.
Pese a lo que, posiblemente, hemos leído en el pasado, no estamos ni ante un libro de viajes ni ante un texto pensado para un lector joven, aunque Los viajes de Gulliver no carezca de ambas posibilidades. En efecto, los viajes marítimos y las aventuras de corte fantástico que vivirá Lemuel Gulliver, se presentan como el leitmotiv de esta entretenida novela, pero toda la narración está atravesada por el interés de su autor en mostar, de forma deliciosamente irreverente, las contradicciones de un mundo constituido por personas que... Seguir leyendo
Los viajes de Gulliver
Libro primero. VIAJE A LILIPUT
Capítulo I
Poseía mi padre una pequeña hacienda en el condado de Nottingham. Yo era el tercero de sus cinco hijos. Cuando cumplí catorce años me envió a Cambridge, al colegio Emmanuel, en el que residí otros tres, enfrascado de lleno en mis estudios. Pero como los gastos de mi mantenimiento (aunque la cantidad a mí asignada era muy exigua) resultaban excesivos para fortuna tan reducida, me vi obligado a a entrar como aprendiz del señor James Bates, cirujano eminente de Londres, con quien permanecí cuatro años. Mi padre me enviaba de vez en cuando pequeñas sumas de dinero que yo empleaba en aprender técnicas de náutica y otras ramas de las matemáticas que resultaban de utilidad para quienes tienen la intención de viajar, cosa que desde siempre pensé que se me presentaría la oportunidad de hacer, tarde o temprano...