¿Cómo confesar el primer amor sin hacer el ridículo y sin afrontar la decepción de un rechazo?, ¿es posible o acaso siquiera recomendable esconderlo? Para Simón no es posible. Con 10 años, la vena de la escritura y un corazón que se desvive por Luciana, Simón decide llevar a cabo un acto de valentía y cobardía a la vez: escribirle una carta de amor a Luciana pero pedirle a su mejor amigo que la entregue a escondidas para no tener que hacerlo él mismo. Todo se complica cuando la carta cae en manos del brabucón del colegio y empiezan a aparecer cartas de amor y citas en el parque para muchos otros y Simón no entiende qué trama el que ahora tiene su carta. Esta novela ganadora de la quinta versión del Premio Barco de Vapor-Biblioteca Luis Ángel Arango propone un misterio lleno de imaginación que despertará la curiosidad y una reflexión sobre el amor en sus lectores.
¿Cómo confesar el primer amor sin hacer el ridículo y sin afrontar la decepción de un rechazo?, ¿es posible o acaso siquiera recomendable esconderlo? Para Simón no es posible. Con 10 años, la vena de la escritura y un corazón que se desvive por Luciana, Simón decide llevar a cabo un acto de valentía y cobardía a la vez: escribirle una carta de amor a Luciana pero pedirle a su mejor amigo que la entregue a escondidas para no tener que hacerlo él mismo. Todo se complica cuando la carta cae en manos del... Seguir leyendo
Una carta para Luciana
Luciana camina frente a mi casa con su vestido de flores. Lleva puesta la misma jardinera manchada de barro que tenía cuando me enamoré de ella.
Fue un jueves. NO pude verla cruzando la esquina de mi cuadra, solo oí su grito. Las ruedas de la bici chirriaron, mis piernas temblaron. Caída, ardor intenso en la rodilla; los dos al charco. Barro en los pantalones, en los zapatos del colegio. Un grito de mamá retumbando en mi cabeza: «¡Simón, en qué chiquero te metiste!». Dolor en la rodilla, sangre mezclada con barro en las palmas; barro en mi cara, en la suya, en sus manos pequeñas, en todas partes; barro pegajoso y oscuro en el vestido de flores que Luciana estrenaba orgullosa.