Cuando el maestro cierra la puerta de la clase, las letras del abecedario miran a la W. Está triste y ha decidido emigrar a Inglaterra porque aquí nadie la utiliza. En el camino, un niño inglés la rescata del agua, pero la madre le dice que en Inglaterra la W es una letra vulgar, que la tire al riachuelo. La W llora, su sueño se ha roto. La luna que lo ve todo, pide ayuda a las nubes y al viento y la devuelven a la pizarra imantada de donde salió. Al día siguiente llega un alumno nuevo, viene de Etiopía y se llama ¡Wendemagen! Ahora ya no volverá a sentirse sola. Una bonita metáfora sobre la soledad y el sentimiento de no sentirse útil.
Cuando el maestro cierra la puerta de la clase, las letras del abecedario miran a la W. Está triste y ha decidido emigrar a Inglaterra porque aquí nadie la utiliza. En el camino, un niño inglés la rescata del agua, pero la madre le dice que en Inglaterra la W es una letra vulgar, que la tire al riachuelo. La W llora, su sueño se ha roto. La luna que lo ve todo, pide ayuda a las nubes y al viento y la devuelven a la pizarra imantada de donde salió. Al día siguiente llega un alumno nuevo, viene de Etiopía y se llama... Seguir leyendo
La W
Don Mariano, el maestro, acaba de corregir el último ejercicio del día. Es tarde, está cansado y se le cierran los ojos. Con esfuerzo se levanta de la silla, apaga la luz de su pequeña lámparita y cierra la puerta tras de sí. El aula se queda entonces en completo silencio, alumbrada tan solo por un rayito de luna que entra por el ventanuco.