Nuestra pequeña protagonista emprende viaje para llevar a su abuela la rica tarta que su padre -¡qué despiste!- ha olvidado al salir de casa. Cual moderna Caperucita, Kiko se adentra en el bosque siguiendo las huellas de su padre en la nieve, hasta que sucede algo inesperado: en lugar de un lobo feroz, en medio del desolado paisaje surge la silueta de una casa... Interesante reelaboración del cuento tradicional en la que los animales salvajes no son el receptáculo de los miedos infantiles -quizá porque no ignoramos que el verdadero daño lo reciben los niños de sus congéneres- y donde se invita a considerar que una poderosa imaginación es una gran compañera en la infancia (¡y siempre!): alivia la angustia, refuerza la autoestima y alimenta la fantasía y el juego. En suma, ayuda a crecer más feliz, que no parece poca cosa. Magnífica historia de la autora e ilustradora nipona Akiko Miyakoshi.
Nuestra pequeña protagonista emprende viaje para llevar a su abuela la rica tarta que su padre -¡qué despiste!- ha olvidado al salir de casa. Cual moderna Caperucita, Kiko se adentra en el bosque siguiendo las huellas de su padre en la nieve, hasta que sucede algo inesperado: en lugar de un lobo feroz, en medio del desolado paisaje surge la silueta de una casa... Interesante reelaboración del cuento tradicional en la que los animales salvajes no son el receptáculo de los miedos infantiles -quizá porque no ignoramos... Seguir leyendo
La merienda en el bosque
Ha dejado de nevar.
El papá de Kiko se dirige a casa de la abuela. Va a limpiar la nieve que cayó durante la noche.
-¡Mira, mamá! Papá olvidó el pastel -dice Kiko.
La caja está sobre la silla del recibidor.
-Oh, cariño. Quería que tu papá se lo llevara a la abuela.
-Si salgo ahora, podré alcanzarlo.
-¿Vas a ir tú sola?
-¡Claro! ¡Seguro que puedo!
-Bueno, entonces date prisa.