Narrado en forma de autobiografía, el protagonista cuenta, con crudeza y sin tapujos, el áspero periplo vital que recorre durante el tránsito de la infancia a la edad adulta, condicionado siempre por los prejuicios de la sociedad en la que le ha tocado nacer, inculta y violenta, a consecuencia de su homosexualidad y sensibilidad. Un azaroso camino que pasa por varios niveles, desde los iniciales esfuerzos por pasar desapercibido hasta la decisión final: huir. Tal vez la única salida para escapar de una familia en donde no encuentra su sitio y de un mundo hostil y miserable, falto de valores morales, en el que no tienen cabida sus sentimientos y que solo devuelve frustración y sufrimiento. El autor desarrolla un particular estilo narrativo firmando todo un himno del desarraigo, que consigue hacer sentir al lector como es la vida de alguien atrapado en un cuerpo y un mundo que no ha elegido.
Narrado en forma de autobiografía, el protagonista cuenta, con crudeza y sin tapujos, el áspero periplo vital que recorre durante el tránsito de la infancia a la edad adulta, condicionado siempre por los prejuicios de la sociedad en la que le ha tocado nacer, inculta y violenta, a consecuencia de su homosexualidad y sensibilidad. Un azaroso camino que pasa por varios niveles, desde los iniciales esfuerzos por pasar desapercibido hasta la decisión final: huir. Tal vez la única salida para escapar de una familia en donde no encuentra su sitio y de un... Seguir leyendo
Para acabar con Eddy Bellegueule
De mi infancia no me queda ningún recuerdo feliz. No quiero decir que no haya tenido nunca, en esos años, ningún sentimiento feliz o alegre. Lo que pasa es que el sufrimiento es totalitario: hace desaparecer todo cuanto no entre en su sistema.
En el pasillo aparecieron dos chicos: uno, alto y pelirrojo; otro, bajo y encorvado. El pelirrojo alto escupió: ¡Toma, en toda la jeta!