Tras la sobrecogedora experiencia de la II Guerra Mundial, periodo durante el que trabajó como maestra, Minarik hizo una entrada triunfal -por la calidad de su trabajo y la buena acogida del mismo- en el campo de la literatura infantil con el primer título de lo que luego se convertiría en una reconocida saga. Osito (Little Bear), publicado en Estados Unidos a finales de los cincuenta, presenta una visión amable de los vínculos familiares y sociales, a través de breves narraciones en las que apreciamos cómo el osezno protagonista va descubriendo el mundo y estableciendo relación con los seres de su entorno. Los intentos de protegerse del frío, la alegría de una fiesta de cumpleaños, el deseo de volar por el espacio o las ganas de escuchar un cuento antes de dormir, se convierten en pequeñas historias que nos hablan del valor que durante la infancia tienen las acciones cotidianas, de la importancia de sabernos amados y protegidos y de la felicidad de compartir momentos con nuestros amigos. Con una estética deliciosa (la elección de las tintas y de un trazo clásico constituye un acierto), que recoge la calidez que rezuma el texto y -herencia de época- una visión muy tradicional de los roles familiares, Sendak pone la guinda a este clásico lleno de encanto.
Tras la sobrecogedora experiencia de la II Guerra Mundial, periodo durante el que trabajó como maestra, Minarik hizo una entrada triunfal -por la calidad de su trabajo y la buena acogida del mismo- en el campo de la literatura infantil con el primer título de lo que luego se convertiría en una reconocida saga. Osito (Little Bear), publicado en Estados Unidos a finales de los cincuenta, presenta una visión amable de los vínculos familiares y sociales, a través de breves narraciones en las que apreciamos cómo el... Seguir leyendo
Osito
¿Qué se pondrá Osito?
-¡Qué frío! -dijo Mamá Osa-.
Mira la nieve Osito.
-Mamá Osa, tengo frío -dijo Osito.
-Vete, frío -dijo Mamá Osa-,
que mi Osito es mío.
Mamá Osa cosió algo para Osito.
-Mira Osito -le dijo-.
Tengo algo para ti.
-¡Qué bien! -dijo Osito.
-Es un gorro para el frío.
-¡Qué bien, qué bien, qué bien! -dijo Osito-. ¡Fuera, frío, que mi gorro es mío!