Regresa una de las pandillas más famosas de la literatura infantil del siglo XX en un formato rejuvenecido e ilustrado que recupera sus más célebres aventuras. La primera que la autora sitúa lejos de la isla de Kirrin traslada a los protagonistas a la colina de Castaway, lugar en el que van a pasar unas vacaciones inolvidables, a pesar de las reticencias a recibir al perro Tim. Un paseo por los alrededores del cerro ofrece inquietantes enigmas: numerosos túneles vacíos que en su día configuraban una red para contrabandistas, entradas secretas, personajes estrafalarios y ambivalentes… Poco a poco nuevos elementos ayudan a modelar un misterio para el que tendrán que emplearse a fondo, especialmente cuando desaparecen el tío Quintín y Hollín. Fórmulas de ayer que siguen vigentes para lectores de hoy.
Regresa una de las pandillas más famosas de la literatura infantil del siglo XX en un formato rejuvenecido e ilustrado que recupera sus más célebres aventuras. La primera que la autora sitúa lejos de la isla de Kirrin traslada a los protagonistas a la colina de Castaway, lugar en el que van a pasar unas vacaciones inolvidables, a pesar de las reticencias a recibir al perro Tim. Un paseo por los alrededores del cerro ofrece inquietantes enigmas: numerosos túneles vacíos que en su día configuraban una red para contrabandistas, entradas... Seguir leyendo
Los cinco en el Cerro del Contrabandista
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Un buen día, al principio de las vacaciones de Pascua, cuatro niños y un perro viajaban juntos en un tren.
- Pronto llegaremos -comentó Julián, un chico alto y fuerte, de expresión resuelta.
- ¡Guau! -ladró Tim, el perro, que emocionado intentaba mirar por la ventanilla.
- ¡Baja, Tim! - ordenó Julián-. Deja que Ana mire.
Ana era su hermana menor. Esta asomó la cabeza por la ventanilla.
- ¡Ya entramos en la estación de Kirrin! -dijo-. Espero que la tía Fanny esté esperándonos.
- ¡Claro que estará! -respondió Jorgina, su prima.