La mirada atenta de una niña desvela secretos que, tal vez, escapan al resto de los mortales. Lentamente, una flor azul crece entre los rigores del frío invierno y el detalle no pasa desapercibido para Daniela, que conversa con la naturaleza para comprender mejor el ciclo vital. Un diálogo dibujado en versos de poeta e imágenes cálidas y evocadoras a página completa, en las que el inigualable espectáculo del paso del tiempo rompe con la cotidianeidad y queda, para siempre, grabado en la memoria.
La mirada atenta de una niña desvela secretos que, tal vez, escapan al resto de los mortales. Lentamente, una flor azul crece entre los rigores del frío invierno y el detalle no pasa desapercibido para Daniela, que conversa con la naturaleza para comprender mejor el ciclo vital. Un diálogo dibujado en versos de poeta e imágenes cálidas y evocadoras a página completa, en las que el inigualable espectáculo del paso del tiempo rompe con la cotidianeidad y queda, para siempre, grabado en la memoria.
La flor azul
Daniela miraba por la ventana la planta tocada por el rayo de sol. Desde el verde profundo brotaba una flor azul. Pasaban las horas y se enrulaba el pelo, una y otra vez con el mismo dedo. Por occidente bajaba el sol y ya la luna subía por el oriente. Daniela comía una naranja siempre atenta a la planta. ¿Por qué me miras tanto niña de ojos claros?