El zorro y el cuervo
Había una vez un cuervo tan grande, tan negro, brillante y vanidoso como ninguno. Revoloteaba por todos lados, presumiendo ante los animales.
-¡Soy un tipo extraordinario! -decía cada vez que veía su sombra sobre el suelo o su imagen reflejada en el agua del estanque.
Un día pasó junto a una granja que tenía la puerta abierta. Como era curioso se coló por la puerta y se encontró en una pequeña cocina.