Silonia recupera uno de los libros más leídos por los niños húngaros (¡y los de otros 20 países donde fue traducido, hace 50 años!), que sigue siendo actual. Un álbum que, con frescura y humor, refleja los sentimientos infantiles, el lenguaje, la inocencia, la sinceridad y naturalidad de los niños que quisieran ser mayores y no tener que estar siempre obedeciendo y cumpliendo las normas establecidas. El ilustrador, autodidacta, aprendió a dibujar mientras permaneció en un campo de prisioneros de la URSS, tras la Segunda Guerra Mundial. Su trazo inconfundible, sus pinturas garabateadas, gustarán a los más pequeños. Un libro para compartir en familia.
Silonia recupera uno de los libros más leídos por los niños húngaros (¡y los de otros 20 países donde fue traducido, hace 50 años!), que sigue siendo actual. Un álbum que, con frescura y humor, refleja los sentimientos infantiles, el lenguaje, la inocencia, la sinceridad y naturalidad de los niños que quisieran ser mayores y no tener que estar siempre obedeciendo y cumpliendo las normas establecidas. El ilustrador, autodidacta, aprendió a dibujar mientras permaneció en un campo de prisioneros de la URSS, tras la... Seguir leyendo
Si yo fuera mayor...
Todos los niños saben, incluso los más pequeños, que ser travieso es más divertido que ser bueno. Ser siempre bueno es terriblemente aburrido, y muy cansado. Si estás sentado sin moverte durante mucho tiempo, se te duermen las piernas. Si intentas comer con cuchillo y tenedor, el filete sale volando fuera del plato. Si te lavas las manos y las dejas bien limpias, para cuando has terminado los demás ya hace tiempo que están en la mesa. Los adultos dicen una y otra vez: ¡No seas travieso! ¡Sé buen chico! O bien: ¡Obedece!