Serafina es una joven experta en el arte de pasar desapercibida. Nadie conoce su existencia. Vive junto a su padre, que se ocupa de la maquinaria de la casa, en los sótanos de una gran mansión de Carolina del Norte, en Estados Unidos. Una noche, inspeccionando la vivienda, descubre a un personaje siniestro, un señor que se cubre con una capa negra. No sabe quién es pero está segura que es el culpable de la extraña ola de desapariciones de niños que ha conmocionado la zona. Su vida, como la de otros, corre serio peligro. ¿Quién puede ser y qué hace con todos los pequeños? Serafina decide internarse en el bosque. Allí encontrará la respuesta a todas las preguntas que siempre se hizo sobre su pasado. Misterio, acción y aventuras en una sucesión de pasajes, casi fotogramas, que no defraudarán al lector. La novela, traducida a catorce idiomas, ha sido destacada por medios como el rotativo The New York Times o la revista Publishers Weekly, y muy votada por los preadolescentes en la comunidad Goodreads. Es la puerta de entrada a una trilogía que continúa en Serafina y el bastón maligno.
Serafina es una joven experta en el arte de pasar desapercibida. Nadie conoce su existencia. Vive junto a su padre, que se ocupa de la maquinaria de la casa, en los sótanos de una gran mansión de Carolina del Norte, en Estados Unidos. Una noche, inspeccionando la vivienda, descubre a un personaje siniestro, un señor que se cubre con una capa negra. No sabe quién es pero está segura que es el culpable de la extraña ola de desapariciones de niños que ha conmocionado la zona. Su vida, como la de otros, corre serio peligro.... Seguir leyendo
Serafina y la capa negra
Casa Biltmore
Asheville, Carolina del Norte, estados unidos, 1899
Serafina abrió los ojos y escudriño el taller en sombras por si veía alguan rata tan tonta como para haberse colado en su territorio mientras dormía. Sabía que estaban ahí, al borde de sus dominios, correteando por las rendijas y las tinieblas del laberíntico sótano del caserón, ávidas por robar lo que sea que hubiera en la coicna y las despensas. Serafina había pasado buena parte del día dormitando en sus escondrijos favoritos, pero era allí, acurrucada en el viejo jergón de detrás de la caldera, al cobijo del taller, donde de verdad se sentía en casa.