A veces nos empeñamos en dotar las habitaciones de nuestros hijos de todo tipo de juguetes y artefactos sin caer en la cuenta de que los niños necesitan pocas cosas para desarrollar la imaginación. Helena sabe cosas que los adultos no entienden, y se enfada especialmente cuando no prestan la debida atención a sus fascinantes historias, como la de esa casa que quedó vacía al final de la calle y que está poblada de extraños personajes. Solo su perro, Fosco, parece entenderla, ¡pero es tan aburrido que nunca diga nada entendible! Una deliciosa reivindicación de la fantasía y la sensibilidad infantil modelada con dulzura por Alejandra Estrada, artista colombiana que en este proyecto combina imagen real con dibujos perfilados a tinta y carboncillo, retocados y combinados posteriormente en composiciones digitales que crean el clima evocador por el que serpentea la historia.
A veces nos empeñamos en dotar las habitaciones de nuestros hijos de todo tipo de juguetes y artefactos sin caer en la cuenta de que los niños necesitan pocas cosas para desarrollar la imaginación. Helena sabe cosas que los adultos no entienden, y se enfada especialmente cuando no prestan la debida atención a sus fascinantes historias, como la de esa casa que quedó vacía al final de la calle y que está poblada de extraños personajes. Solo su perro, Fosco, parece entenderla, ¡pero es tan aburrido que nunca diga nada... Seguir leyendo
La caja de Helena
Helena se ha levantado contenta
esta mañana. Hoy, es sábado y no
tiene que ir al colegio.
Además, vendrá a comer su amiga
Clara y luego irán con su papá en
las bicicletas hasta el prado del lago
Grande, en donde se encontrarán
con sus amigos.
En la otra orilla del lago se extiende
un pequeño bosquecillo de Jacarandás
en donde, según Helena y su amiga,
habitan por lo menos dos hadas y
creen que una bruja también, aunque
sobre esto último tienen aún dudas.