Como en una película de Murnau, el juego de luces y sombras sirve como ecosistema perfecto para narrar una historia oscura que transcurre en un lugar imaginario en el que han sido prohibidas las palabras. El pueblo, consciente de su valor, toma la calle para reivindicar el poder del texto frente al silencio y la opresión. Pero para ello es preciso que antes haya alguien con la valentía suficiente para pasar a la acción. La edición de esta historia sorprende por su distribución vertical y por el uso de bocadillos a pesar de la inexistencia de diálogos. Expresividad máxima en blanco y negro para ambientar un relato que denuncia las dictaduras, vengan de dónde vengan, y homenajea algunos rasgos del expresionismo acercando el estilo a las nuevas generaciones de lectores. Aroma de cine clásico en viñetas.
Como en una película de Murnau, el juego de luces y sombras sirve como ecosistema perfecto para narrar una historia oscura que transcurre en un lugar imaginario en el que han sido prohibidas las palabras. El pueblo, consciente de su valor, toma la calle para reivindicar el poder del texto frente al silencio y la opresión. Pero para ello es preciso que antes haya alguien con la valentía suficiente para pasar a la acción. La edición de esta historia sorprende por su distribución vertical y por el uso de bocadillos a pesar de la inexistencia de... Seguir leyendo