Los cuatro relatos que escribió a su hijo Manolillo (para cuando supiera leer), fueron los últimos textos firmados por Miguel Hernández. El periodista Víctor Fernández recopila y prologa aquellos esbozos de amor paterno, cuya profundidad se duplica gracias a las ilustraciones de destacados artistas procedentes tanto del mundo del cómic como del álbum ilustrado. Nórdica ha recuperado un anexo cargado de fotografías y reproducciones de manuscritos originales (procedentes del archivo de la Biblioteca Nacional de España), aderezados por curiosos dibujos realizados en su día por el propio poeta y que han sido aportados por la Diputación de Jaén. Los textos (El potro obscuro, El conejito, Un hogar en el árbol y La gatita mancha y el ovillo rojo), conservan la intensidad con la que fueron creados en aquellos días grises en los que el autor permaneció encerrado en la cárcel de Alicante (en 1941). Han llegado hasta hoy gracias a otro periodista, Eusebio Oca, que conservó aquellos manuscritos en papel higiénico, llenos de garabatos y del sentir con el que concibió cada párrafo alejado de los suyos.
Los cuatro relatos que escribió a su hijo Manolillo (para cuando supiera leer), fueron los últimos textos firmados por Miguel Hernández. El periodista Víctor Fernández recopila y prologa aquellos esbozos de amor paterno, cuya profundidad se duplica gracias a las ilustraciones de destacados artistas procedentes tanto del mundo del cómic como del álbum ilustrado. Nórdica ha recuperado un anexo cargado de fotografías y reproducciones de manuscritos originales (procedentes del archivo de la Biblioteca Nacional de España),... Seguir leyendo
Cuentos para mi hijo Manolillo
"Háblame siempre de mi hijo.
Me haces casi feliz con lo que me dices de él"
Miguel Hernández, en carta a su mujer Josefina Manresa
El documento, redactado por el agente de segunda clase del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, Antonio Marqués Bueno, y el agente especial Rafael Córdoba Collado, ambos destinados en el cuartel general de Rosal de la Frontera, no deja lugar a dudas sobre la culpabilidad del reo, al menos a ojos de aquellos que fueron sus enemigos.