Aprieta el sol. Jiri y Polka, podrían ser una cigüeña y un gato, pero es mejor que el lector decida qué animales representan, echan de menos la lluvia. Necesitan agua para sobrevivir y entienden que lo mejor es iniciar el camino, a sabiendas de que más allá de la frontera siempre hay firmamento. En este caluroso periplo se cruzan con elefantes varados entre la arena a causa de una avería en el coche, espejismos en forma de chiringuito, caballitos de mar fuera de contexto; pájaros, peces extraviados y bohemios, pulpos que trabajan para empresas de reparto express, puertas que conducen a ningún lugar, frutas que siembran la discordia… Surrealista, sorprendente y muy original en sus planteamientos, las historietas de esta peculiar pareja destilan fantasía y buen humor, además de esbozar un sentido homenaje a algunos iconos del cómic, como George Joseph Herriman (el espíritu de su inmortal Krazy Kat planea sobre toda la obra) o Fred, amén de diferenciarse algunas características propias del cómic underground francés surgido en los años setenta del siglo XX. Los juegos con la tipografía, tanto en bocadillos como en títulos, juegan un papel importante en el impacto visual de las viñetas, así como la rotulación y la original disposición de los andamiajes narrativos, una arquitectura gráfica escogida y diseñada con exquisita precisión.
Aprieta el sol. Jiri y Polka, podrían ser una cigüeña y un gato, pero es mejor que el lector decida qué animales representan, echan de menos la lluvia. Necesitan agua para sobrevivir y entienden que lo mejor es iniciar el camino, a sabiendas de que más allá de la frontera siempre hay firmamento. En este caluroso periplo se cruzan con elefantes varados entre la arena a causa de una avería en el coche, espejismos en forma de chiringuito, caballitos de mar fuera de contexto; pájaros, peces extraviados y... Seguir leyendo
Sabor a coco
Érase una vez, en un país muy próximo al sol...
- ¡Menudo calor, Jiri!
- ¡Ya te digo, Polka!
...Una modesta construcción sin tejado. Encima Jiri y Polka contemplaban, con sus cuatro ojos abiertos de par en par, el inmenso y árido desierto de arena que se diluía en el horizonte...
"¡Y ni una nube a la vista todavía!"