Con asombrosa destreza Chema Gómez de Lora construye un alegato contra la intolerancia, en este caso representada por las personas con sobrepeso. Y lo hace sin retóricas ni moralejas. Sus ingredientes son otros: imaginación desbordante, humor fino y la mejor arma con la que puede contar una persona de la que se ríen los demás: una autoestima vigorosa basada en una sana aceptación del propio cuerpo.
Con asombrosa destreza Chema Gómez de Lora construye un alegato contra la intolerancia, en este caso representada por las personas con sobrepeso. Y lo hace sin retóricas ni moralejas. Sus ingredientes son otros: imaginación desbordante, humor fino y la mejor arma con la que puede contar una persona de la que se ríen los demás: una autoestima vigorosa basada en una sana aceptación del propio cuerpo.
Chichones y chocolate
Un día, en la clase de Migueluso Limón contaron tres chistes de gordos.
-Era un hombre tan gordo, tan gordo, tan gordo... -dijo María Galleta-, que se hizo un traje de flores y se acabó la primavera.
La mitad de los niños se tiró al suelo de la risa. La otra mitad no se rió.