Paulo tiene diez años y, como casi todos los niños a esa edad, una relación muy especial con su abuelo. El Alzheimer, paulatinamente, está devorando sus recuerdos y el pequeño no consigue entender la cruda realidad que esconden sus comportamientos. Desde su visión nítida de la vida trata de ayudar al anciano con todas sus fuerzas, aunque a veces es difícil, participando de sus juegos y transformaciones en piratas y marinos de otro tiempo, pasajes representados con humor a pesar del desasosiego que subyace en la historia. Sin dramatismos, con leves pinceladas que provocan sonrisas amargas y mucha ternura, el autor capta a la perfección las consecuencias de esta enfermedad degenerativa, dando un toque de atención a todos los lectores para que identifiquen sus principales signos. Francisco Castro, seleccionado por la primera edición de esta obra para formar parte de la Lista de Honor IBBY 2012, realizó un exhaustivo trabajo de documentación y visitó numerosos centros especializados a lo largo del proceso de escritura. La editorial incluye una serie de propuestas didácticas, especialmente orientadas a su trabajo en el aula.
Paulo tiene diez años y, como casi todos los niños a esa edad, una relación muy especial con su abuelo. El Alzheimer, paulatinamente, está devorando sus recuerdos y el pequeño no consigue entender la cruda realidad que esconden sus comportamientos. Desde su visión nítida de la vida trata de ayudar al anciano con todas sus fuerzas, aunque a veces es difícil, participando de sus juegos y transformaciones en piratas y marinos de otro tiempo, pasajes representados con humor a pesar del desasosiego que subyace en la historia. Sin... Seguir leyendo
Me llamaba Simbad
Un día le dije a mi padre:
- Tienes roja la oreja.
Y él me contestó:
- Paulo, ¡deja de decir tonterías! ¡En vez de un niño de diez años pareces un bebé de diez meses!
Qué gracioso mi padre. Qué simpático. Qué cosas más amables me dice siempre.