¡Qué difíciles de gestionar son, a veces, los enfados de los más pequeños! Candela tenía otros planes, pero un viaje de trabajo obliga a su madre a llevar a la niña junto a la abuela, que vive cerca del mar. A pesar de que tanto la compañía como el lugar son muy atractivos para pasar una larga temporada, por su cabeza solo pasan nubarrones y es incapaz de sonreír. Sin embargo Amanda, como todas las mujeres sabias, sabe qué teclas debe tocar para cambiar el estado de ánimo de su nieta. Las dulces imágenes que abrigan el relato constituyen un exquisito complemento para disfrutar de un texto que, además, puede servir como herramienta ideal para trabajar con los niños en el análisis de nuestros sentimientos o inculcar el respeto hacia las personas mayores.
¡Qué difíciles de gestionar son, a veces, los enfados de los más pequeños! Candela tenía otros planes, pero un viaje de trabajo obliga a su madre a llevar a la niña junto a la abuela, que vive cerca del mar. A pesar de que tanto la compañía como el lugar son muy atractivos para pasar una larga temporada, por su cabeza solo pasan nubarrones y es incapaz de sonreír. Sin embargo Amanda, como todas las mujeres sabias, sabe qué teclas debe tocar para cambiar el estado de ánimo de su nieta. Las dulces... Seguir leyendo
El enfado de Candela
Candela tenía de todo un poco.
Tenía pocos años. Acababa de cumplir
siete.
Tenía pocos padres. Solo uno: su madre.
Tenía poca estatura, tirando a baja.
Tenía pocas palabras. Era muy callada.
Tampoco su madre era muy habladora.
Podían pasar mucho rato juntas y en
silencio