¿Quién puede resistirse a la tentadora propuesta de jugar al pilla pilla? No solo los niños pequeños, también los gatos disfrutan con este pasatiempo infantil. Vera, la amiga mariposa, invita a Tom a corretear por los tejados de la gran ciudad y, absorto en el juego, el minino termina por perderse. En la búsqueda errática del hogar encuentra otros muchos lugares de residencia y un buen número de amigos que recorren las calles sin rumbo, como él. El gran valor del relato reside en el apartado gráfico, una divertida escenografía que sirve para conocer diferentes rincones de una ciudad y los modos de vida que, en ella, desarrollan otros animales, un grupo de secundarios que cautiva por su expresividad. Con claras influencias del mundo de la animación, campo en el que el autor belga ha desarrollado algunos trabajos, las ilustraciones irradian vida y color y ejercen una hipnótica atracción que invita a vagabundear junto al protagonista por las rúas y parques.
¿Quién puede resistirse a la tentadora propuesta de jugar al pilla pilla? No solo los niños pequeños, también los gatos disfrutan con este pasatiempo infantil. Vera, la amiga mariposa, invita a Tom a corretear por los tejados de la gran ciudad y, absorto en el juego, el minino termina por perderse. En la búsqueda errática del hogar encuentra otros muchos lugares de residencia y un buen número de amigos que recorren las calles sin rumbo, como él. El gran valor del relato reside en el apartado gráfico, una... Seguir leyendo
Una casa para Tom
- ¿Jugamos al pilla pilla? -propone Vera.
Tom nunca ha jugado en la calle.
Prefiere quedarse en casa.
Pero lo del pilla pilla suena muy divertido.
- ¡Te voy a pillar, Vera!