Al conocer la gran aventura de Irene, sentimos el arrullo que solo transmiten las historias gestadas a fuego lento, esas que marcan infancias y fabrican futuros y perseverantes lectores. El relato está repleto de elementos que nos llevan a otro tiempo (la obra fue publicada originalmente en la década de los ochenta), y despierta las mismas emociones que cuando vio la luz. Queremos estar junto a ella para luchar contra la tormenta de nieve en la noche, sentimos su dolor e impotencia, admiramos la valentía y nos enternecemos con la relación que mantiene con su madre. Solo Steig, recuperado felizmente por Blackie Books, es capaz de conmover así con palabras e ilustraciones aparentemente sencillas, que captan a la perfección la calidad humana de la protagonista y la generosidad de quienes reciben “el encargo”. Un clásico imperecedero que ensalza valores como la humildad o el sentido de la responsabilidad, y presenta a una niña que forma parte, como otros de los personajes creados por el añorado creador norteamericano, de la mejor LIJ del siglo XX. Fue reconocido como Libro mejor ilustrado del año por The New York Times.
Al conocer la gran aventura de Irene, sentimos el arrullo que solo transmiten las historias gestadas a fuego lento, esas que marcan infancias y fabrican futuros y perseverantes lectores. El relato está repleto de elementos que nos llevan a otro tiempo (la obra fue publicada originalmente en la década de los ochenta), y despierta las mismas emociones que cuando vio la luz. Queremos estar junto a ella para luchar contra la tormenta de nieve en la noche, sentimos su dolor e impotencia, admiramos la valentía y nos enternecemos con la... Seguir leyendo
Irene la valiente
La señora Bobbin, costurera de profesión, estaba agotada y tenía un dolor de cabeza terrible, pero aun así logró dar las puntadas finales al vestido de gala en el que llevaba tanto tiempo trabajando.
- ¡Es el vestido más bonito del mundo! -dijo su hija Irene-. A la duquesa le va a encantar.
- Ha quedado bien -admitió su madre-. Pero es para el baile de esta noche, pequeñaja, y no tengo fuerzas para llevarlo. Creo que estoy enferma.