Novela gráfica, editada en formato cara y cruz, basada en la novela homónima de Rafael Baena sobre la Guerra de los Mil Días en Colombia. El relato se centra en dos generaciones de una familia donde el conflicto parece no cesar. En el anverso, se narra la vida de Enrique Arce, con especial atención al proceso que le llevó a ascender al grado de coronel y a casarse con Camila, la dueña de una finca que les brindaba refugio. El reverso relata el crecimiento de Ricardo, nieto de Enrique en la hacienda Aguazarca y cómo se involucra en una venganza por el rapto de su tía Mercedes. Cada historia utiliza unas tonalidades diferentes para ambientar y simbolizar la crudeza de las situaciones. Mientras la de Enrique se tiñe de rojo, como símbolo de la sangre derramada en los campos, la de Ricardo recurre a una escala de amarillos y ocres que develan el drama familiar por otra especie de violencia que se gesta en el posconflicto.
Novela gráfica, editada en formato cara y cruz, basada en la novela homónima de Rafael Baena sobre la Guerra de los Mil Días en Colombia. El relato se centra en dos generaciones de una familia donde el conflicto parece no cesar. En el anverso, se narra la vida de Enrique Arce, con especial atención al proceso que le llevó a ascender al grado de coronel y a casarse con Camila, la dueña de una finca que les brindaba refugio. El reverso relata el crecimiento de Ricardo, nieto de Enrique en la hacienda Aguazarca y... Seguir leyendo
Tanta sangre vista
-Caballerito, hoy voy a contarte una historia de guerra.
-¿De guerra? Cuéntame abuelo.
- Esta empezó hace más de cuarenta años, cuando yo estaba en la mitad de mi vida.
El viejo Enrique Arce y su nieto Ricardo caminan como amigos porque eso son, amigos más que abuelo y nieto. También son cómplices cuando logran escaparse del mando de la abuela Camila.
El coronel Arce habla sin parar por el gusto de hacerlo y para exorcizar los demonios del pasado que no lo dejan conciliar el sueño.
-Llovía como si del cielo cayeran ríos y estábamos en el campo de batalla…
-No quiero que le llene la cabeza de cuentos de beatas, ni que le metan miedo en el alma.