Como ocurre en la vida real, los vecinos viven con total independencia unos de otros. Tal vez comparten aficiones, inquietudes, el amor por las mismas cosas, pero la incomunicación impide que las personas confluyan en un espacio común. En este caso, los protagonistas aman el dibujo, cada uno escoge unos colores, un estilo y una forma de interpretar la realidad. Cada personaje se mueve en unas tonalidades, escogidas por los ilustradores (en la vida real fueron profesor y alumna), un dulce baile entre artistas que transita por imaginarios diferentes. Y sin embargo, como también suele pasar en el mundo ordinario, un pequeño conflicto puede conseguir que impere la empatía. Cuando los protagonistas intercambian sus paisajes descubren que existe un lugar común en el que pueden compartir la felicidad. Labrado en dos estilos distintos, pero complementarios, los dibujantes modelan un imaginativo tejido para dar forma al guion de Burgas y González, quienes nos hablan de la importancia de educar emocionalmente a las nuevas generaciones de lectores para que sean siempre capaces de ponerse en el lugar del otro. Toda la explosión de color desemboca en un epílogo en el que se invita a seguir desarrollando en equipo las aventuras de los personajes en un papel en blanco.
Como ocurre en la vida real, los vecinos viven con total independencia unos de otros. Tal vez comparten aficiones, inquietudes, el amor por las mismas cosas, pero la incomunicación impide que las personas confluyan en un espacio común. En este caso, los protagonistas aman el dibujo, cada uno escoge unos colores, un estilo y una forma de interpretar la realidad. Cada personaje se mueve en unas tonalidades, escogidas por los ilustradores (en la vida real fueron profesor y alumna), un dulce baile entre artistas que transita por imaginarios diferentes. Y sin embargo, como... Seguir leyendo
Vecinos
Yo dibujo y pinto.
Lo hago con los colores
que a mi me gustan.
Lleno las páginas
con mis flores y mis personajes favoritos.