Lenny está muy ilusionado con la invitación que acaba de recibir. Una cena de gala en su honor merece acicalarse con los mejores complementos. Pero el clima de expectación, al llegar a la mansión, es exageradamente impostado. Todos llevan un babero con su imagen y su nombre, le invitan a darse un baño caliente y hasta le han comprado unas gomas para inmovilizar sus pinzas. Sin embargo, el carácter bonachón y amable del crustáceo le impide ver la realidad con claridad. Los lectores deciden el destino del protagonista (con un guiño al formato de las historias “Elige tu propia aventura”), sin perder, eso si, la sonrisa inevitable que provoca el ingenioso relato. La obra está ilustrada con sencillez y mucho humor por Catherine Meurisse que abandona la intensidad de anteriores proyectos para centrarse en una colección de láminas luminosas y tremendamente divertidas que arrancarán la carcajada tanto de pequeños como de mayores. Fresco y con sabor, como el propio marisco que lidera la propuesta…
Lenny está muy ilusionado con la invitación que acaba de recibir. Una cena de gala en su honor merece acicalarse con los mejores complementos. Pero el clima de expectación, al llegar a la mansión, es exageradamente impostado. Todos llevan un babero con su imagen y su nombre, le invitan a darse un baño caliente y hasta le han comprado unas gomas para inmovilizar sus pinzas. Sin embargo, el carácter bonachón y amable del crustáceo le impide ver la realidad con claridad. Los lectores deciden el destino del protagonista (con un... Seguir leyendo
Lenny Langosta se queda a cenar
Lenny Langosta había recibido una invitación para una cena de gala. ¡Qué gran honor!
Se había puesto su mejor sombrero, peinado los bigotes y pulido las pinzas ¡Irresistible!
Había comprado flores para los anfitriones, una deliciosa tarta de chocolate para el postre y chicles para los niños.
¿Quién no iba a querer a Langosta en una cena de gala? ¡Era tan agradecido!