Siete relatos firmados por I. B. Singer, premio Nobel de Literatura en 1978, que beben de las leyendas y el folclore de la comunidad judía. Con un sutil sentido del humor narra las originales historias que suceden en la aldea de Chelm. La recopilación, rica y llena de matices para narrar en voz alta, traslada al lector a otro tiempo y espacio para descubrir las tradiciones del pueblo judío mediante textos realistas, con la embocadura clásica que aporta la visión que el autor tiene de sus recuerdos de infancia. La colección de láminas, un homenaje a los grabados de otro tiempo, está labrada con la genialidad habitual de inolvidable Maurice Sendak. Escrito a mediados de los años 60 del siglo XX y reeditado en España en 2002 con el título Cuentos judíos de la aldea de Chelm, desde el emotivo preámbulo hasta la última página constituye una pequeña obra de arte al alcance de los chicos y chicas de hoy (y de los mayores). Entre las múltiples distinciones que ha obtenido a lo largo de estos años destacan el Newbery Honor Book, Horn Book Fanfare, ALA Notable Children´s Book, Library of Congress Children´s Book, New York Times Best Illustrated Book o su inclusión en la lista de los “Libros del Siglo XX” confeccionada por School Library Journal a comienzos del XXI.
Siete relatos firmados por I. B. Singer, premio Nobel de Literatura en 1978, que beben de las leyendas y el folclore de la comunidad judía. Con un sutil sentido del humor narra las originales historias que suceden en la aldea de Chelm. La recopilación, rica y llena de matices para narrar en voz alta, traslada al lector a otro tiempo y espacio para descubrir las tradiciones del pueblo judío mediante textos realistas, con la embocadura clásica que aporta la visión que el autor tiene de sus recuerdos de infancia. La... Seguir leyendo
Zlateh, la cabra y otras historias
El paraíso del necio
EN ALGUNA PARTE, vivía alguna vez un hombre rico que se llamaba Kadish. Tenía un único hijo que se llamaba Atzel. En casa de Kadish, vivía una pariente lejana, una chica huérfana llamada Aksah. Atzel era un muchacho alto, de pelo negro y ojos negros.