Tarde o temprano debían encontrarse. Jack Mircala (Fernando Mircala) es un artista que en sus distintos (todos ellos interesantes) trabajos ha plasmado una especial predilección por los universos tortuosos, los personajes marcados por la añoranza, los escenarios teñidos de elementos propios del terror gótico. Temas que ha sabido aplicar a su particular y afilado estilo, siempre apoyado en excepcionales montajes basados en técnicas como la papiroflexia, y un uso acertado del retoque digital; y conceptos y sentimientos, en definitiva, que le hermanan con uno de los autores más influyentes e inspiradores de la historia de la literatura universal, Edgar Allan Poe. En esta personal antología (el artista ha seleccionado los textos, realizado nuevas traducciones y diseñado un catálogo completo de ilustraciones ad hoc); descubrimos los amores perdidos, las mujeres, reales e imaginarias, que inspiraron al legendario escritor norteamericano; recuperamos cantos, poemas y relatos inolvidables, algunos duplicaron su popularidad gracias a las adaptaciones a otros lenguajes (Anabel Lee, El Cuervo); escritos que ya forman parte del acervo popular. Los sentimientos que destilan sus palabras en este tributo femenino resuenan con fuerza dos siglos después y brillan con nueva intensidad gracias a las imágenes, tan burtonianas como alejadas de la paleta de colores que podríamos asociar a la tragedia, que propone el creador madrileño.
Tarde o temprano debían encontrarse. Jack Mircala (Fernando Mircala) es un artista que en sus distintos (todos ellos interesantes) trabajos ha plasmado una especial predilección por los universos tortuosos, los personajes marcados por la añoranza, los escenarios teñidos de elementos propios del terror gótico. Temas que ha sabido aplicar a su particular y afilado estilo, siempre apoyado en... Seguir leyendo
Versos para Musas
SOLO
Desde mi más temprana infancia nunca fui
como eran los demás; yo nunca miré
como los demás miraban; no afloraron
mis pasiones del vergel común.
Del mismo manantial no tomé
mis aflicciones, no podía despertar
mi corazón a la dicha en similar tono,
y todo cuanto amé, lo amé solo.