El oso ha extraviado su sombrero y está realmente angustiado. Recorre el bosque preguntando a todos los animales pero nadie tiene pistas sobre su paradero. Es rojo, puntiagudo y… ¡un momento!, ¿seguro que ninguno de los personajes entrevistados sabe nada? El ilustrador canadiense (reconocido con las medallas Caldecott y Kate Greenaway de literatura infantil), utiliza una estructura repetitiva, con láminas a página completa en las que aparece siempre el protagonista, en el lado izquierdo, y textos en dos tonalidades en el derecho, excepto en la reflexión central; para hilar una anécdota que exige toda la atención del pequeño lector convirtiéndole en cómplice del, a pesar del desasosiego del plantígrado, divertido periplo. Un camino que, por otra parte, deja una interesante reflexión final, disfrazada de maldad, que invita a la autocrítica y ayuda a desarrollar la empatía. El estilo gráfico de Klassen está influenciado por el cine de animación, sector en el que también ha colaborado en proyectos –por ejemplo- para el grupo irlandés U2. Saltó a la fama tras la primera versión de esta obra, seleccionada por The New York Times como una de las diez mejores del año en que fue publicada.
El oso ha extraviado su sombrero y está realmente angustiado. Recorre el bosque preguntando a todos los animales pero nadie tiene pistas sobre su paradero. Es rojo, puntiagudo y… ¡un momento!, ¿seguro que ninguno de los personajes entrevistados sabe nada? El ilustrador canadiense (reconocido con las medallas Caldecott y Kate Greenaway de literatura infantil), utiliza una estructura repetitiva,... Seguir leyendo
Yo quiero mi sombrero
¿Dónde está mi sombrero?
No lo encuentro.
¿Sabes dónde está mi sombrero?
Yo no he visto ningún sombrero
Gracias. Adiós.
¿Sabes dónde está mi sombrero?
Yo no he visto ningún sombrero por aquí
Gracias. Adiós.