Final del verano. Un pequeño patio vacío y un reto por delante, convertir la tierra yerma en un huerto fértil que produzca alimentos sanos y saludables. Para iniciar el proceso lo más importante es aplicar grandes dosis de paciencia, el crecimiento será lento pero los frutos inigualables. A partir del ejemplo de la isla de Krakatoa, una bella referencia histórica con la que el autor inicia la descripción, semana a semana, de la evolución de este experimento, diversos apuntes sobre la procedencia de los cultivos y otras peculiaridades jalonan el relato (el largo camino de la tomatera hasta popularizarse en Europa, los insectos que nacen en torno a ella y que pueden controlarse sin necesidad de productos químicos, otras plantas de fácil cultivo…) El tiempo, como señala Nogués, “huidizo y traidor”, traslada al lector cincuenta y cuatro semanas después en el epílogo de esta historia, momento para saborear todo el recorrido realizado y reflexionar sobre las virtudes del Beatus ille (además de los vegetales en su punto óptimo de consumo) El apartado gráfico, que ayuda a comprender con sencillez todo el proceso y reproduce algunos de los pasajes históricos y anécdotas a las que se hace alusión, corre a cargo de Samuel Castaño, cuya técnica brumosa perfilada con retoque digital y elementos fotográficos, ya conocen los lectores de anteriores (y siempre singulares) proyectos.
Final del verano. Un pequeño patio vacío y un reto por delante, convertir la tierra yerma en un huerto fértil que produzca alimentos sanos y saludables. Para iniciar el proceso lo más importante es aplicar grandes dosis de paciencia, el crecimiento será lento pero los frutos inigualables. A partir del ejemplo de la isla de Krakatoa, una bella referencia histórica con la que el autor inicia la descripción, semana a semana, de la evolución de este experimento, diversos apuntes sobre la procedencia de los... Seguir leyendo
Mil tomates y una rana
La nada y el todo están siempre más cerca de lo que parece.
En la primavera de 1883, Krakatoa, una isla que se encuentra en el estrecho de Sonda, entre Java y Sumatra, era tres veces más grande que en la actualidad. Y estaba aquella en época alfombrada por una bulliciosa selva tropical.