SI existen ya robots que nos limpian la casa o friegan los platos, ¿por qué no conseguir uno que suplante nuestra personalidad a la hora de llevar a cabo otras tareas poco atractivas, especialmente en la etapa infantil? Esto debió pensar el pequeño protagonista de esta historia, un híbrido entre álbum ilustrado y cómic (contiene elementos de ambos formatos); harto de deberes, ordenar el cuarto y otros quehaceres diarios. Sin pensarlo dos veces destina todos sus ahorros a la compra de una máquina con la que mantiene una interesante conversación que sirve como hilo argumental del relato. Su descripción del “yo” constituye una inteligente disección de la personalidad del niño a través de un detallado análisis de las relaciones personales, anatomía, aficiones, deseos, hábitos, gustos… A partir de un limitado uso de la paleta cromática (verde, amarillo, blanco, marrón), el reputado artista japonés ilumina con su “línea clara” el paseo hasta casa de los “nuevos amigos”, un trayecto que culmina con la primera acción programada del androide que arrancará más de una sonrisa, del que brotan múltiples esquemas y desarrollos de escenas cotidianas.
SI existen ya robots que nos limpian la casa o friegan los platos, ¿por qué no conseguir uno que suplante nuestra personalidad a la hora de llevar a cabo otras tareas poco atractivas, especialmente en la etapa infantil? Esto debió pensar el pequeño protagonista de esta historia, un híbrido entre álbum ilustrado y cómic (contiene elementos de ambos formatos); harto de deberes, ordenar el cuarto y otros quehaceres diarios. Sin pensarlo dos veces destina todos sus ahorros a la compra de una máquina con la... Seguir leyendo
Ese robot soy yo
Harto de deberes, de ordenar el cuarto, de ayudar en casa
y de otras muchas cosas aburridas, un día se me ocurrió
una maravillosa idea: "Crearé una copia de mí mismo
y mi otro yo hará todo eso en mi lugar."
Así que me gasté todos mis ahorros en un robot.