Dos hermanos cuentan el terrible impacto de la Guerra Civil Española durante su infancia en Valencia y los sentimientos que genera la ausencia de su padre (huido al acabar la contienda primero a Francia y después a Latinoamérica). La injusticia, el drama incoherente, las miserias, el hambre… Terribles experiencias que marcaron su existencia y que jalonan el relato hasta cerrar el ciclo con un viaje al otro lado del océano, con la ilusión de un reencuentro, para descubrir la luz en Caracas. Montañés conoce bien la historia y plasma con sensibilidad las andanzas de sus familiares (aportando detalles muy ligados a su país de origen, como el testimonio de la desinstalación de la estatua de Simón Bolivar); y sus propias experiencias análogas con brillantez a través de poco más de cuarenta páginas. El proceso de ilustración de esta exquisita propuesta esconde tantas capas como lecturas y sugerencias contiene la trama. Del carboncillo al pastel fluorescente, los protagonistas crecen al mismo tiempo que evoluciona el clima de tristeza y se transforma en esperanza, proceso simbolizado con el uso de gamas de colores que pasan de la frialdad a la calidez. La edición definitiva, con lomo de tela, confiere a este cuento amargo el rango de pequeña obra de arte, reconocido como uno de los libros más destacados del año por la Biblioteca Pública de Nueva York.
Dos hermanos cuentan el terrible impacto de la Guerra Civil Española durante su infancia en Valencia y los sentimientos que genera la ausencia de su padre (huido al acabar la contienda primero a Francia y después a Latinoamérica). La injusticia, el drama incoherente, las miserias, el hambre… Terribles experiencias que marcaron su existencia y que jalonan el relato hasta cerrar el ciclo con un viaje al otro lado del océano, con la ilusión de un reencuentro, para descubrir la luz en Caracas. Montañés... Seguir leyendo
Los distintos
La vida te puede cambiar de pronto y sin avisar. Lo sé porque a mí me ha ocurrido. Tenía medio cuerpo bajo la cama porque mi avión había aterrizado justo allí. Era mi avión favorito. En ese momento, mi única preocupación era rescatarlo rápido para que no me dieran ganas de estornudar.