Addie, la protagonista, nació hace tres siglos, en una época en la que las mujeres eran injustamente relegadas a un papel muy limitado en la sociedad. Su iniciativa y voluntad por hacer grandes cosas chocan una y otra vez contra un mundo primitivo que se lo impide. Por eso, cuando se cruza en su vida un misterioso ser que le ofrece una vida eterna para cumplir sus sueños en el futuro a cambio de que nadie le recuerde jamás, a pesar de los riesgos, acepta sin paliativos. Pero las consecuencias de pasar inadvertido por las vidas de los demás genera sentimientos dolorosos (sobre todo vinculados al amor, a las artes...); a pesar de esta "maldición", tal vez en algún lugar del mundo haya alguien que rememore su existencia… Esta original idea sirve como hilo conductor para crear disyuntivas inquietantes en el lector. A sabiendas de la expectación que generan sus obras (esta ha venido precedida de una ambiciosa campaña de marketing); se aprecia en su narrativa la total libertad de la que goza a la hora de plantear giros narrativos, descripciones muy particulares... Todo ello redunda en la calidad final de la propuesta, atractiva y diferente, y que no defraudará a los lectores más exigentes. Schwab, a quien tuvimos la fortuna de entrevista en Canal Lector hace un tiempo, sigue abriendo nuevos caminos en el campo de la fantasía juvenil y la novela crossover.
Addie, la protagonista, nació hace tres siglos, en una época en la que las mujeres eran injustamente relegadas a un papel muy limitado en la sociedad. Su iniciativa y voluntad por hacer grandes cosas chocan una y otra vez contra un mundo primitivo que se lo impide. Por eso, cuando se cruza en su vida un misterioso ser que le ofrece una vida eterna para cumplir sus sueños en el futuro a cambio de que nadie le recuerde jamás, a pesar de los riesgos, acepta sin paliativos. Pero las consecuencias de pasar inadvertido por las vidas de... Seguir leyendo
La vida invisible de Addie LaRue
Conocí a Addie por primera vez durante un paseo por el campo.
Por aquel entonces vivía en Liverpool, en un destartalado cobertizo que se encontraba en el patio trasero del exdirector de un centro penitenciario: una situación poco propicia para una chica de veintitrés años. Una de mis afables compañeras de piso se ofreció a llevarme hasta algunos de los lugares más pintorescos que solía visitar por mi trabajo, y así es cómo acabé paseando durante 8 horas por un pueblo llamado Ambleside, situado en el Distrito de los Lagos.