Los animales del bosque prefieren hacer frente al desarraigo que supone habitar en los oscuros rincones de una ciudad antes que seguir haciendo frente a unos cazadores cada vez más eficientes en sus procesos, y que amenazan con destruir definitivamente la vida equilibrada del bosque. Llamado por la curiosidad, el penúltimo emigrante es el oso, deseoso por conocer de primera mano cómo es el día a día en esos lugares llenos “de grandes piedras con agujeros”. Pero el resto de congéneres temen que la llegada de una especie tan grande y espectacular ponga en riesgo a todos al no saber adaptarse y pasar desapercibido –a pesar de su sombrero y gafas de sol-; norma fundamental de supervivencia. Por ello inician una exhaustiva búsqueda, con el fin de esconderle, que corre en paralelo con las andanzas (muy afortunadas y divertidas para el lector que asiste atónito a su errático deambular); del plantígrado por diferentes espacios urbanos, siempre centradas en satisfacer sus instintos y que provocan varios sustos entre los vecinos. Ilustraciones impregnadas de humor, de trazo limpio, para representar las simpáticas escenas que se van produciendo en la aventura urbana.
Los animales del bosque prefieren hacer frente al desarraigo que supone habitar en los oscuros rincones de una ciudad antes que seguir haciendo frente a unos cazadores cada vez más eficientes en sus procesos, y que amenazan con destruir definitivamente la vida equilibrada del bosque. Llamado por la curiosidad, el penúltimo emigrante es el oso, deseoso por conocer de primera mano cómo es el día a día en esos lugares llenos “de grandes piedras con agujeros”. Pero el resto de congéneres temen que la... Seguir leyendo
Oso de ciudad
El oso había dormido mucho tiempo
y su estómago protestaba.
“Veamos qué hacen los otros”,
pensó.
Recorrió los bosques. “Qué raro”, pensó,
“hace tiempo que no me encuentro con Zorro.
Y el castillo de Castor también tiene un
aspecto abandonado”.