La historia de este vecindario, construida bajo el estilo inconfundible de Rocío Bonilla, pone en evidencia que existen demasiados prejuicios y mucho desconocimiento a la hora de hablar de nuestros compañeros de edificio o barrio. Los distintos animales humanizados que se presentan en los primeros compases tienen una serie de etiquetas asignadas que, pronto, vamos a comprobar que son erróneas. Cada cual vive en su particular "burbuja" sin necesidad de compartir un solo momento con el resto de personajes, a pesar de vivir a tan solo unos metros de distancia. Pero cuando a la señora Paquita se le estropea internet (un auténtico desastre en nuestra sociedad actual), las dinámicas se transforman hasta provocar la confluencia del grupo de "desconocidos". Uno tras otro superan sus complejos y dudas para comprender, al fin, que la vida compartida es mucho más divertida y armónica. A raíz del confinamiento provocado por la pandemia mundial, títulos como este muestran la evidente necesidad de transformar nuestras sociedades y "humanizar" las relaciones entre los ciudadanos. Las ilustraciones están protagonizadas por personajes antropomórficos de rasgos caricaturescos que dibujarán más de una sonrisa al lector.
La historia de este vecindario, construida bajo el estilo inconfundible de Rocío Bonilla, pone en evidencia que existen demasiados prejuicios y mucho desconocimiento a la hora de hablar de nuestros compañeros de edificio o barrio. Los distintos animales humanizados que se presentan en los primeros compases tienen una serie de etiquetas asignadas que, pronto, vamos a comprobar que son erróneas. Cada cual vive en su particular "burbuja" sin necesidad de compartir... Seguir leyendo
Gracias. Historia de un vecindario
Había una vez un vecindario como muchos otros.
Tenía casas, farolas, árboles... y vecinos
que no se conocían.
En el número 15 vivía Camila.
Siempre se oía mucho ruido.
Los vecinos pensaban que estaba sorda
y que por eso ponía la tele tan alta.