En la XVIII edición del Premio Anaya Infantil y Juvenil, el galardón recayó en el novelista e ilustrador madrileño Rafael Salmerón gracias a una conmovedora historia, estructurada en un doble plano (presente y pasado), que toma como base uno de los acontecimientos más dramáticos del siglo XX: el lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. El impacto que la catástrofe supuso para la población civil, representada en el relato que protagonizan Ichiro y Masuji, enlaza con otra narración ambientada en la actualidad, también en la urbe portuaria de la región de Chugoku-, sobre una chica -cuya máxima ambición pasa por convertirse en mangaka-; que sufre bullying y graves ofensas por parte de algunos compañeros de clase a causa de una deformidad en las extremidades, y que comparte con una amiga "virtual" sus inquietudes. Ambas visiones sirven al lector/a para comprender las consecuencias y transformaciones que arrastran los conflictos bélicos, y como ni el paso del tiempo mitigan sus terribles efectos. El autor inserta tipografías niponas para iniciar ambas líneas argumentales y un fragmento en formato cómic, realizado por el propio Salmerón, sirve como epílogo.

En la XVIII edición del Premio Anaya Infantil y Juvenil, el galardón recayó en el novelista e ilustrador madrileño Rafael Salmerón gracias a una conmovedora historia, estructurada en un doble plano (presente y pasado), que toma como base uno de los acontecimientos más dramáticos del siglo XX: el lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. El impacto que la... Seguir leyendo