El patito feo
Marina Abramović, artista serbia que ha protagonizado inolvidables performances, fue reconocida recientemente con el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Entre las muchas facetas que ha desarrollado a lo largo de sus más de treinta años en activo está también la de ilustradora, como demuestra este proyecto gráfico mediante el que recupera uno de sus textos preferidos, considerado el cuento más autobiográfico de Andersen. Y es que, efectivamente, el autor danés siempre tuvo el complejo de pobre, feo y desgarbado y el empeño de toda su vida fue conseguir el reconocimiento de los demás. Cosa que, como se sabe, consiguió. Al igual que el patito feo, tras una infancia y adolescencia desgraciadas, el Andersen adulto disfrutó de la admiración general. Podemos hablar en parecidos términos de Abramović, tal y como señala en el epílogo de esta edición "tanto de niña como de adolescente siempre me reconocí en ese cuento [...] Me sentía gorda, fea y despreciada. Para mí la adolescencia fue una etapa muy complicada e infeliz". Una historia de fama universal que, a pesar de sus innumerables adaptaciones a todo tipo de formatos, adquiere nuevos matices con la excelente traducción del danés (a cargo de Daniel Sancosmed) y los esbozos en grafito de las penosas peripecias del maltratado patito. La edición ofrece los contenidos en páginas de grandes dimensiones, con una sobrecubierta amarilla, y numerosos detalles (tipografías, distribución de los textos...); que dotan a la propuesta de mayor atractivo visual.
Marina Abramović, artista serbia que ha protagonizado inolvidables performances, fue reconocida recientemente con el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Entre las muchas facetas que ha desarrollado a lo largo de sus más de treinta años en activo está también la de ilustradora, como demuestra este proyecto gráfico mediante el que recupera uno de sus textos preferidos, considerado el cuento más autobiográfico de Andersen. Y es que, efectivamente, el autor danés siempre tuvo el complejo de... Seguir leyendo
El patito feo
Como el campo no hay nada. Era verano, el trigo estaba amarillo; la avena, verde, y el heno, apilado en haces en las amplias praderas. La cigüeña, con sus largas patas rojas, se paseaba hablando en egipcio, pues era el idioma que le había enseñado su madre. Alrededor de los campos y los prados había grandes bosques y, en mitad de ellos, unos profundos lagos. ¡Sí, se estaba de maravilla en el campo!
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ILUSTRACIONES
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