El deslumbrante Kit Godden
Desde que nos cautivó con títulos como Mi vida ahora, obra que tuvo dos vidas gracias a la interesante adaptación cinematográfica que supuso el despegue definitivo de la aclamada actriz Saoirse Ronan; su primer éxito entre el público español (Cómo Justin Case engañó al destino); o, entre otras, El adiós de la novia, la carrera de la autora norteamericana Meg Rosoff no ha parado de crecer, obteniendo además del favor del público diversos y prestigiosos premios del subsector a nivel internacional como el ALMA o la Medalla Carnegie. En 2021 regresó con un nuevo relato en el que describe un, aparentemente, apacible verano en familia junto al mar, ocasión que los protagonistas aprovechan para preparar con todo detalle el próximo enlace de Hope y Mal. Pero la llegada de los gemelos Kit y Hugo Godden, hijos de una famosa actriz, desestabiliza la calmada convivencia. Rosoff dibuja un amplio abanico de personajes a modo de icebergs, con una cara visible y otra gran parte de sus personalidades que los lectores debemos intuir, lo que permite establecer variadas conclusiones. Narrado en primera persona, la trama transcurre de forma sesgada a propósito, propiciando mayores dosis de misterio (en eso la autora es una maestra); que se acrecienta con la peculiaridad de no saber, a ciencia cierta, el nombre o sexo de la voz principal. Un libro para degustar junto al sonido de las olas.
Desde que nos cautivó con títulos como Mi vida ahora, obra que tuvo dos vidas gracias a la interesante adaptación cinematográfica que supuso el despegue definitivo de la aclamada actriz Saoirse Ronan; su primer éxito entre el público español (Cómo Justin Case engañó al destino); o,
El deslumbrante Kit Godden
La gente habla de enamorarse como si fuera la cosa más milagrosa y trascendental del mundo. Te dicen que simplemente sucede, de repente lo sabes. Miras a la persona amada a los ojos y no solo ves a quien siempre soñaste que ibas a conocer, te ves a ti, a la persona en la que siempre has creído, la que te inspira placer y anhelo, en la que nadie había reparado nunca antes. Eso fue lo que sucedió cuando conocí a Kit Godden. Lo miré a los ojos y lo supe.
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