En el mundo infantil no hay reglas para la diversión, y ese espíritu libre, indomable e imprevisible está retratado con acierto en esta jornada cotidiana protagonizada por unos niños que disfrutan juntos en cualquier lugar de Suecia (aunque podría desarrollarse también en otro punto de la geografía). Tenemos pocas certezas sobre sus verdaderos nombres, edades o espacios en los que imaginan aventuras, pero sí de las canciones que suenan en la radio durante esos gratos momentos, (¿un guiño al hit de Everly Brothers?); seguramente quedarán fijadas para siempre en su memoria, también de lo maravilloso que es gastar la tarde en plena naturaleza (aunque parecía que no habría nada superior a quedarse en casa); del calor de la familia en el hogar, de las rutinas del día a día, de la simpatía de la mascota… Sus interacciones, el tiempo de ocio y los pensamientos de los personajes confluyen en un extraño e imaginativo crisol de sensaciones ilustrado con personalidad, una fantasía nórdica seductora e inteligente orientada a los pequeños lectores.
En el mundo infantil no hay reglas para la diversión, y ese espíritu libre, indomable e imprevisible está retratado con acierto en esta jornada cotidiana protagonizada por unos niños que disfrutan juntos en cualquier lugar de Suecia (aunque podría desarrollarse también en otro punto de la geografía). Tenemos pocas certezas sobre sus verdaderos nombres, edades o espacios en los que imaginan aventuras, pero sí de las canciones que suenan en la radio durante esos gratos momentos, (¿un guiño... Seguir leyendo
Hacemos miguitas, imitamos a un cuco
Nos quedamos en casa.
Estamos tumbados en el sofá.
Vemos la tele.
Comemos helado.
Nos probamos una falda de verano.
Nos tomamos un bocadillo.
Son las tres, las siete o las seis menos cuarto.
Nos probamos otra falda de verano.
Bye bye love, canta la radio.
Tenemos cuatro años y seis años y pronto vamos a cumplir tres. O cinco.
Estamos en la bañera.