El soliloquio del castor durante el trayecto en autobús hasta la casa del abuelo, da pie a una serie de reflexiones filosóficas que la ilustradora Araiz Mesanza ha plasmado con imaginación. En un mundo por momentos irreal y a ratos poblado de hermosas estampas naturales, se suceden las preguntas y las dudas, también la invitación al juego con los lectores a partir de la nómina de viajeros que acompaña al protagonista durante el camino. A medida que nos sumergimos en la profundidad del bosque, ¿puerta de entrada al "mundo de todas las cosas posibles"?, aumenta la intensidad y el calado poético. La explosión de sentimientos e interrogantes, que brotan a cada kilómetro a través de las imágenes que cree ver desde su ventana, culmina con la llegada del personaje principal al núcleo de la foresta, solo el azar permitirá que todos disfrutemos junto a él de ese extraño y sugerente país imaginario del que solo el vuelo de ciertos pájaros ofrece pistas seguras .
El soliloquio del castor durante el trayecto en autobús hasta la casa del abuelo, da pie a una serie de reflexiones filosóficas que la ilustradora Araiz Mesanza ha plasmado con imaginación. En un mundo por momentos irreal y a ratos poblado de hermosas estampas naturales, se suceden las preguntas y las dudas, también la invitación al juego con los lectores a partir de la nómina de viajeros que acompaña al protagonista durante el camino. A medida que nos... Seguir leyendo
El viaje de Castor
El bosque en el que vivo es tan grande que, cada tarde, tengo que tomar un autobús para ir a casa de mi abuelo. Me gusta tanto merendar con él...
En el bosque parece que todo está en calma, pero, desde los asientos del autobús, te das cuenta de que el movimiento no cesa.