Babu, como tantos otros, no encuentra su lugar. Pero su situación es especialmente vulnerable, obligado a permanecer en un lugar rodeado de tristezas, en un permanente temor que solo la irrupción de un grupo de soñadores transforma en realidad un poco más apacible. Las autoras utilizan una bella metáfora, cincelada en composiciones gráficas hiperrealistas y acertados planos con hallazgos gráficos singulares, para visibilizar la labor de todos aquellos que ponen al servicio de los demás todo su talento e imaginación con el objetivo de hacer mejores sus vidas, como es el caso de la ong Payasos sin fronteras. Gracias a los sueños que se generan en el protagonista puede degustar otros sentimientos, bien lejanos al dolor y a la enfermedad, esbozar una sonrisa, vivir, en definitiva, de otra forma con el anhelo de que, un día, se convierta en la realidad. Especialmente destacable es la labor de Carolina Luzón, artista a la que conocíamos en la literatura infantil por anteriores propuestas como "Leo no es un extraterrestre", "Amapola" o "Lila, la pequeña Libélula".
Babu, como tantos otros, no encuentra su lugar. Pero su situación es especialmente vulnerable, obligado a permanecer en un lugar rodeado de tristezas, en un permanente temor que solo la irrupción de un grupo de soñadores transforma en realidad un poco más apacible. Las autoras utilizan una bella metáfora, cincelada en composiciones gráficas hiperrealistas y acertados planos con hallazgos gráficos singulares, para visibilizar la labor de todos aquellos que ponen al servicio de los demás todo su... Seguir leyendo
El gran salto
Babu era un niño de ojos grandes.
Babu era un niño perdido
en un mundo demasiado grande.
En aquella ciudad,
Babu no encontraba su lugar.