Los libreros de Waterstones (UK) eligieron como “libro infantil del año” esta obra escrita y dibujada por la pareja formada por Millwood Hargrave y Tom de Freston, concebida -tal y como han señalado en diversas entrevistas-; en pleno confinamiento durante la primera fase de la pandemia. Bajo el hilo argumental de la novela, el traslado de Julia junto a sus padres a una lejana isla por motivos de trabajo (su madre es bióloga marina y en las frías aguas del norte podrá observar muy de cerca a una especie de tiburones, y su padre es el encargado de automatizar el faro); afloran numerosos temas de gran interés para los lectores preadolescentes y de continua actualidad, como el impacto del cambio climático en los ecosistemas marinos o aspectos relacionados con la salud mental. De Freston aporta unas ilustraciones de corte onírico, en la línea con las propuestas transgresoras que pueden observarse en su web, imágenes oscuras en las que ha utilizado elementos naturales insólitos (como algunas de las cenizas a las que quedaron reducidas parte de sus creaciones cuando su estudio de trabajo sufrió un incendio hace unos años) Escrito en primera persona por la niña, descubrimos el día a día de su familia y la evolución de una nueva relación que establece con Kim, que tiene una edad similar a la suya. La prosa empática de la autora envuelve y aproxima a los lectores a los sentimientos de la joven, que se ve obligada a asumir descubrimientos y experiencias traumáticas a una temprana edad. Especialmente destacable es la edición que ha realizado con mucha elegancia el sello Bambú.
Los libreros de Waterstones (UK) eligieron como “libro infantil del año” esta obra escrita y dibujada por la pareja formada por Millwood Hargrave y Tom de Freston, concebida -tal y como han señalado en diversas entrevistas-; en pleno confinamiento durante la primera fase de la pandemia. Bajo el hilo argumental de la novela, el traslado de Julia junto a sus padres a una lejana isla por motivos de trabajo (su madre es bióloga marina y en las frías aguas del norte podrá observar muy de cerca a una especie... Seguir leyendo
Julia y el tiburón
Hay más secretos en el océano que en el cielo. Mamá me contó que cuando el mar está sereno y las estrellas se asoman a su superficie, algunos de los misterios del firmamento caen al mar y se suman a los suyos propios. Cuando vivíamos en el faro, colgaba mi retel de mango largo de la barandilla del balcón e intentaba atraparlas, pero nunca lo conseguí.
Otras noches, cuando las tormentas volvían el mundo del revés y el agua y el cielo se lanzaban el uno contra el otro, la esuma de las olas alcanzaba el haz de luz del faro. Entraba por las ranuras de las altas ventanas y se esparcía por el suelo del despacho de papá. Yo escuchaba a los charcos por la mañana, pero nunca oí nada.