Will es un testigo más de los enfrentamientos que, desde tiempos inmemoriales, mantienen dos reinos beligerantes. A punto de comenzar un nuevo combate desvela al resto de guerreros, mientras recoge una flor en el paisaje yermo, su verdadero deseo: ser reina. Ante el estupor de los compañeros silencia ese objetivo pero convencido firmemente de que ya nunca parará hasta conseguirlo. Los rumores, sin embargo, llegan hasta palacio a los oídos de la matriarca que le ofrece el consejo más importante: encontrará muchos obstáculos que tratarán de impedir ese objetivo, pero nunca hay que desistir, hay que seguir siempre adelante. La "batalla" está abierta sobre el tablero, de tu imaginación y tesón depende que ella, tal vez como tantos otros, consiga llegar a buen puerto. Un cuento que bebe de las estructuras tradicionales, ilustrado con exquisita sensibilidad y en un acertado, y brumoso, juego de colores, que ofrece dobles lecturas mediante una aventura metafórica en la que algunos lectores se sentirán identificados. Un canto a la normalización de la identidad disfrazado de narración infantil.
Will es un testigo más de los enfrentamientos que, desde tiempos inmemoriales, mantienen dos reinos beligerantes. A punto de comenzar un nuevo combate desvela al resto de guerreros, mientras recoge una flor en el paisaje yermo, su verdadero deseo: ser reina. Ante el estupor de los compañeros silencia ese objetivo pero convencido firmemente de que ya nunca parará hasta conseguirlo. Los rumores, sin embargo, llegan hasta palacio a los oídos de la matriarca que le ofrece el consejo más importante: encontrará muchos... Seguir leyendo
Quiero ser reina
Desde tiempos inmemoriales dos reinos luchaban el uno contra el otro. Hacía tantos años que no recordaban desde cuándo, ni por qué. Los ejércitos avanzaban hasta que se encontraban en el campo de batalla y capturaban a todos los enemigos posibles. La lucha duraba hasta que acorralaban al rey del bando contrario o uno de los ejércitos se rendía.
Pero aquellas victorias parecía que no satisfacían a ninguno de los dos reinos y cada cierto tiempo empezaba un nuevo enfrentamiento.