Se escriben muchos libros en los que se trata de analizar el comportamiento de los pequeños, desde el punto de vista de los adultos. Pero, ¿qué ocurre al revés? ¿Cuál es la visión que los niños tienen sobre las actitudes de los mayores? Como bien advierten en los primeros compases del relato, muchas veces son maravillosos, pero otras tantas no hay quién los entienda. Este peculiar “tratado antropológico” escruta en profundidad la "incomprensible" forma de proceder de padres, madres, maestros, tíos, abuelos… de todo el universo adulto, en definitiva, que les rodea a diario. Mediante ilustraciones coloristas que presentan a los personajes con expresiones siempre tristes y preocupadas, sumidos en un mundo rutinario y con aparente poca alegría, se ofrecen posibles respuestas, con cierta sorna, a las preguntas que sirven como hilo conductor: ¿por qué no compran chuches cuando llega el fin de semana? ¿Cómo es que no lloran cuando se dan un golpe? ¿Cuál es la razón por la que tienen siempre prisa? ¿Por qué piden por sus cumpleaños regalos tan raros? ¿Y esas extrañas comidas por las que sienten preferencia…? Un divertido planteamiento que incitará a los pequeños a reflexionar, ¡pero más aún a los que ya hace tiempo que dejaron de serlo! El texto, juguetón y original, puede servir como base para diseñar interesantes propuestas lúdicas complementarias tanto en el ámbito familiar como en el escolar.
Se escriben muchos libros en los que se trata de analizar el comportamiento de los pequeños, desde el punto de vista de los adultos. Pero, ¿qué ocurre al revés? ¿Cuál es la visión que los niños tienen sobre las actitudes de los mayores? Como bien advierten en los primeros compases del relato, muchas veces son maravillosos, pero otras tantas no hay quién los entienda. Este peculiar “tratado antropológico” escruta en profundidad la "incomprensible" forma de proceder de... Seguir leyendo
Cosas de adultos
SEGURO QUE CONOCES A ALGÚN QUE OTRO ADULTO...
Son grandes y saben hacer casi de todo: hablar francés, usar una sierra mecánica y cocinar tortitas. Los adultos se las apañan tanto para desenredar esos nudos enormes que se te forman en el pelo como para consolarte cuando estás triste.
En miles de aspectos, los adultos son maravillosos. Pero a veces no hay quién los entienda.