A Luz no le gusta la oscuridad, sin embargo, en la penumbra es cuando ocurren, gran parte de las veces, las cosas más divertidas. Su exploración, tanto en el interior de la casa como en el campo, siguiendo el brillo de las luciérnagas, produce pequeños placeres inesperados, tesoros que pueden disfrutarse también en las ciudades o, simplemente, observando de forma atenta el cielo una noche estrellada. Un camino que soluciona los posibles temores infantiles y demuestra que no todo acaba cuando se esconde el sol o ponemos en modo off el interruptor. Al hilo del texto de Raúl Minchinela, Ponsa (a quien conocimos gracias a la serie Gus, de Carmen García-Roméu (Narval); ofrece una preciosa colección de escenas, en ilustraciones a sangre y colmadas de detalles -destacan especialmente los paisajes nocturnos urbanos-.
A Luz no le gusta la oscuridad, sin embargo, en la penumbra es cuando ocurren, gran parte de las veces, las cosas más divertidas. Su exploración, tanto en el interior de la casa como en el campo, siguiendo el brillo de las luciérnagas, produce pequeños placeres inesperados, tesoros que pueden disfrutarse también en las ciudades o, simplemente, observando de forma atenta el cielo una noche estrellada. Un camino que soluciona los posibles temores infantiles y demuestra que no todo acaba cuando se esconde el sol o ponemos en... Seguir leyendo
Luz
A Luz le asusta la oscuridad.
En cambio, le divierte sentir el calor
y el brillo del sol en la cara.
Si pudiera escoger,
elegiría siempre las horas
más luminosas del día.
¡Son perfectas para jugar!