Elia está metida en un buen lío en el terreno sentimental, pero su vitalismo le lleva a tomar decisiones que, aunque implican dolorosas consecuencias, ayudan a sanar las heridas abiertas. Por una serie de circunstancias termina en un pueblo perdido de Galicia, donde quiere rehabilitar una casa que ha llegado a ella a través de una herencia. Pronto se verá sumergida en un insólito ecosistema en el que tendrá oportunidad de conocer a personas inolvidables, de toda edad y condición, y a otras oscuras que retratan lo peor de nuestra sociedad mientras, paradójicamente, trata de dinamizar y alegrar su día a día aprovechando su don para mejorar la salud de las plantas y las aficiones cinematográficas. El extremeño, que ya ha triunfado tanto en el cómic infantil (Astro-Ratón y Bombillita); como en el juvenil y adulto (desde los tiempos del fanzine Las pelusas de mi ombligo hasta Buñuel y el laberinto de las tortugas, cuya adaptación a la gran pantalla obtuvo un Goya, pasando por las inolvidables aventuras de Martín Mostaza, todo un referente para los componentes de la generación X); realiza aquí un cambio de registro, siempre fiel a su estilo gráfico y narrativo cercano al cómic independiente norteamericano. Fragmentos que podemos encuadrar en el slice of life que tanto gusta, precisamente, a ese público del otro lado del océano y que sabe impregnar de emociones y preocupaciones inherentes a los que ya han superado la veintena.
Elia está metida en un buen lío en el terreno sentimental, pero su vitalismo le lleva a tomar decisiones que, aunque implican dolorosas consecuencias, ayudan a sanar las heridas abiertas. Por una serie de circunstancias termina en un pueblo perdido de Galicia, donde quiere rehabilitar una casa que ha llegado a ella a través de una herencia. Pronto se verá sumergida en un insólito ecosistema en el que tendrá oportunidad de conocer a personas inolvidables, de toda edad y condición, y a otras oscuras que retratan... Seguir leyendo
Elia
- ¿Elia?
- ¡Hola! ¿Ana?
- ¡Sube! ¡Te estás empapando! Pon la maleta ahí detrás. El maletero está abierto.
- Perdona que no haya salido del coche. Mira cómo tengo la pierna.