El gol imposible
Era sencillamente increíble. Estaba viendo a Javier Varela, y eso era imposible. Claro que, a lo mejor, lo imposible había sido lo de once años atrás. En todo caso había algo que no encajaba en absoluto.
Estaba en Madrid a causa de un encargo de mi periódico. Lo había terminado antes de lo previsto y me había quedado un día libre. Decidí aprovecharlo en compañía de Pedro Valdés, un amigo de los tiempos del colegio.