El padre de Justina se despide de la pequeña investigadora a las puertas del internado y escuela para señoritas "de buena familia", Highbury House, en el comienzo de un nuevo curso. Aún sorprendida por la buena relación entre la enigmática señorita de Vere y Herbert, confianza que no es bien recibida por la protagonista, el reencuentro con sus amigas y compañeras está envuelto en un clima de tensión inusual. El motivo es la llegada de Letitia, una joven con la que previamente ha tenido un extraño encuentro en el bosque -de camino hacia la institución-; y con la que el grupo formado por Dorothy, Stella, Rose, Eva y la propia Justina, autodenominado "Las Lechuzas"; y que ahora será también compañera de habitación. Su arrolladora personalidad le ocasionará más de un problema, al mismo tiempo que se produce una enigmática desaparición y algunas experiencias paranormales. ¿Crees en los fantasmas? Solo un consejo: no te dejes llevar por las apariencias. El siempre avispado personaje, ideado por la autora británica Elly Griffiths, invita a los lectores a sumergirse en una nueva trama, que podemos encuadrar en el thriller de misterio preadolescente, continuadora de las premisas expuestas en el brillante Secretos en el internado, y en El secreto del contrabandista.
El padre de Justina se despide de la pequeña investigadora a las puertas del internado y escuela para señoritas "de buena familia", Highbury House, en el comienzo de un nuevo curso. Aún sorprendida por la buena relación entre la enigmática señorita de Vere y Herbert, confianza que no es bien recibida por la protagonista, el reencuentro con sus amigas y compañeras está envuelto en un clima de tensión inusual. El motivo es la llegada de Letitia, una joven con la que previamente ha tenido... Seguir leyendo
Los misterios de Justina Jones
Septiembre de 1937
—Resulta un poco raro pensar que ya estamos en tercer curso... —dijo Stella.
—Sí —contestó Justina—. Creí que me expulsarían mucho antes.
Stella se echó a reír, pero Justina no estaba muy segura de estar bromeando. Recordó la primera vez que había visto Highbury House, casi exactamente un año antes. En aquel momento estaba sola, sentada en la parte de atrás de un taxi, intentando con desesperación que no se notara lo asustada que estaba. Nunca había ido a un internado; nunca había ido a ninguna escuela.
Recordaba cómo Highbury House había surgido de entre las tinieblas, con sus cuatro torreones negros recortándose en el cielo, y había pensado: «Es un lugar perfecto para un crimen».