La obra de Rafael Salmerón está jalonada de grandes éxitos entre el público infantil y juvenil que, además, han sido refrendados con importantes galardones. En esta ocasión hace una incursión en el fértil terreno de la distopía, ese subgénero que tanto tirón tiene entre la población juvenil desde hace casi dos décadas, para poner el foco en dos asuntos que, sin embargo, son comunes a nuestro tiempo: la dictadura de la tecnología y, en determinados países, el libre acceso a las armas. A través del periplo de Sam, el joven protagonista, conocemos la terrorífica realidad que vive, repentinamente, el planeta. Los medios anuncian que un desolador y misterioso mal acabará con la población excepto con los jóvenes de entre 13 y 18 años. La Tierra se sumerge en el caos y las ciudades son presa del pillaje, impera la ley del más fuerte. Sin embargo, él y Bobby, un incomprendido amigo del instituto, están dispuestos a hacer frente a la adversidad aferrándose a las enseñanzas básicas y a valores que parecen también extintos. En los pliegues de este relato encontramos una reivindicación del saber popular, de los aprendizajes cruciales que deberían anteponerse al uso masivo de las tecnologías, de la concordia frente a la sinrazón que parece dominar el mundo contemporáneo. Sin eludir escenas que pueden provocar controversias, Salmerón despliega una narrativa poderosa y sugerente que captará -seguro- la atención del lector desde los primeros y abruptos compases.
Entrevista en Canal Lector
La obra de Rafael Salmerón está jalonada de grandes éxitos entre el público infantil y juvenil que, además, han sido refrendados con importantes galardones. En esta ocasión hace una incursión en el fértil terreno de la distopía, ese subgénero que tanto tirón tiene entre la población juvenil desde hace casi dos décadas, para poner el foco en dos... Seguir leyendo
SOLOS (13-18)
"Corre. Lo más rápido que puedas. Corre sin parar. No te detengas. Aunque sientas que no tienes aire en los pulmones. Aunque sientas que el corazón te va a estallar en el pecho. Como si te fuera la vida en ello". Porque me va la vida en ello.
Si me alcanzan, estoy muerto. No es una suposición. Es un hecho. Si me cogen, se acabó.
Son cuatro. Eso creo. Cuatro al menos. Tal vez sean más.