Los grandes jefes indios

Cuando Toro Sentado se convirtió en uno de los jefes de los sioux, en los años sesenta del siglo pasado, compuso una canción para honrar debidamente aquel acontecimiento. El día en que asumió la condición de jefe, llevaba puesto en su cabeza un tocado de plumas de águila, que le caía sobre la espalda y le llegaba hasta el suelo, y cantó con voz fuerte:
Y vosotras, tribus, ¡miradme!
Los jefes de antaño nos han
Abandonado.
Yo voy a necesitar todo
el valor.