Frances Hardinge toma como base el mito de Caronte, el barquero que lleva las almas de los muertos al Hades, donde serán juzgadas para decidir su lugar de descanso; para construir la trama de esta sugerente novela ilustrada. El padre del joven Milo desempeña la labor de ayudar, con su embarcación, a los muertos errantes en su trayecto hacia la isla de la Torre Rota, pero el tiempo ha pasado y todo parece indicar que él será el próximo encargado de la difícil tarea, a pesar de que, a todas luces, es demasiado joven para ir a bordo "bajo una luna de bruja y la fría compañía de los muertos". El proceso es descrito por la autora británica con una narrativa poblada de metáforas, creando un ecosistema literario único en el que se pone en valor el poder de la imaginación a través de un personaje principal valiente y decidido que demuestra que hasta las tareas más ingratas pueden desempeñarse con bondad de espíritu y buen talante. Capítulo aparte merece el excepcional trabajo gráfico de Emily Gravett con intensas ilustraciones a plumilla y procedimientos digitales, tamizadas de tonalidades blancas, azules y negras; que confieren una atmósfera especial a la propuesta.
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Frances Hardinge toma como base el mito de Caronte, el barquero que lleva las almas de los muertos al Hades, donde serán juzgadas para decidir su lugar de descanso; para construir la trama de esta sugerente novela ilustrada. El padre del joven Milo desempeña la labor de ayudar, con su embarcación, a los muertos errantes en su trayecto hacia la isla de la Torre Rota, pero el tiempo ha pasado y todo parece indicar que él será el próximo encargado de la difícil tarea, a pesar de que, a todas luces, es... Seguir leyendo
La isla de los susurros
LOS ZAPATOS AZULES
La mañana tras la muerte de la hija pequeña del lord, su esposa fue a visitar al barquero. Se había empolvado las mejillas cubiertas por lágrimas, pero aún tenía los ojos rojos cuando entregó los zapatos de su niña.
–Cuídela –fue lo único que dijo.
Las familias a veces decían cosas como esa y el padre de Milo siempre daba la misma respuesta:
–Velaré por su seguridad durante el viaje.