¿Qué nos cuentan los árboles? ¿A qué se parecen? ¿Cuántas cosas nos regalan a diario? ¿Son inmortales? ¿Tienen sueños o pesadillas? Los versos de Javier Sobrino confirman que nunca se rinden, que disfrutan escuchando sus nombres en las mil lenguas, que albergan mil tesoros y recuerdos, tal vez en peligro. Por eso nosotros, aquellos que disfrutamos de su presencia, los que crecimos cerca de los troncos o entre las ramas, debemos garantizar el legado y continuar con la siembra del mundo. El autor asturiano, afincado en Cantabria, traza un sentido e inspirado canto a "esos seres vivos inmóviles y oscilantes, resistentes y tenaces, fuertes y poderosos"; elementos naturales cruciales para garantizar el milagro de la vida. Al son de los poemas, acompañados gratamente por las deliciosas composiciones artísticas de Concha Pasamar y ecoeditados bajo las premisas habituales de la colección "Akipoeta"; los lectores encuentran poderosos incentivos para comprometerse con el medio ambiente y garantizar la regeneración de todas aquellas cosas que las actuales generaciones han esquilmado, un problema "global y sin color ideológico", como bien afirma Serrano, al mismo tiempo que se emocionan, posiblemente, con los propios recuerdos asociados a las vivencias bajo sus sombras en llanuras, montañas, valles...
Otras obras de Javier Sobrino
Más ilustraciones y textos de Concha Pasamar
¿Qué nos cuentan los árboles? ¿A qué se parecen? ¿Cuántas cosas nos regalan a diario? ¿Son inmortales? ¿Tienen sueños o pesadillas? Los versos de Javier Sobrino confirman que nunca se rinden, que disfrutan escuchando sus nombres en las mil lenguas, que albergan mil tesoros y recuerdos, tal vez en peligro. Por eso nosotros, aquellos que disfrutamos de su presencia, los que crecimos cerca de los troncos o entre las ramas, debemos garantizar el legado y continuar con la siembra del mundo. El... Seguir leyendo
Plantar el mundo
¿Qué pasó en el mar?
El mar se llenó de jacarandás
cuando la primavera llegó.
El azul se hizo flor,
el verde en hoja se convirtió.
Las espumas se esparcieron
y los árboles poblaron la tierra.