Mila acaba de llegar al pueblo donde se ha trasladado a vivir junto a su familia. Si la mudanza, por sí sola, es una experiencia bastante amargante, reconocer el entorno en el que va a pasar los próximos años es aún más agobiante. Por si fuera poco, en el paseo descubre un grupo de chicos que intenta hacer daño a otro niño y no duda en intervenir. Pero las sorpresas no acaban ahí en estos primeros compases de vida rural: un enorme meteorito cae cerca de los jóvenes, lo que genera la aparición, primero, de un extraño compañero y, posteriormente, de misteriosos señores de negro que investigan concienzudamente los sucesos. Para estrenar su amistad, Mila y Lucas refuerzan el vínculo protegiendo a un alto y luminoso coprotagonista, que al principio vigila sus movimientos atentamente; y al perro, con facultad para hablar, que los acompaña. ¿Se te ocurre un comienzo más alocado para una aventura? "Hay muy pocas posibilidades de que dos seres que se necesitan se encuentren, y hay lugares donde este tipo de milagros ocurren más a menudo de lo que creemos". Ilustrado con propuestas caricaturescas por Bea Tormo, en la parte final se incluyen algunas informaciones extra que ayudarán a saciar la curiosidad de los lectores en torno a algunos de los conceptos que se esbozan en la trama (de índole astronómica, con consejos para orientarnos siguiendo a las estrellas, datos para comprender por qué se producen los eclipses, explicaciones sobre otros planetas del Sistema Solar o los avances logrados por científicos como Kuiper) Recuerda, si en los próximos años cambias de lugar de residencia siempre habrá excitantes e inesperadas sorpresas esperándonos...
Mila acaba de llegar al pueblo donde se ha trasladado a vivir junto a su familia. Si la mudanza, por sí sola, es una experiencia bastante amargante, reconocer el entorno en el que va a pasar los próximos años es aún más agobiante. Por si fuera poco, en el paseo descubre un grupo de chicos que intenta hacer daño a otro niño y no duda en intervenir. Pero las sorpresas no acaban ahí en estos primeros compases de vida rural: un enorme meteorito cae cerca de los jóvenes, lo que genera la... Seguir leyendo
Mila y el pedrolo del espacio exterior
Había varios monitores, y en los monitores no pasaba nada.
Hasta que pasó.
¡Pin! ¡Pin! ¡Bip, bip, bip! ¡Bipbipbip! ¡Tut! ¡Tuuut, tut! ¡Titu, titu, titutitutitu! ¡Ffflingueeeer!
En la oscuridad de aquel reducido espacio, una figura largirucha se volvió hacia los monitores de donde salían todos esos pitidos. Las luces verdes que ahora parpadeaban en las pantallas lo bañaban todo en una luz... bueno, la bañaban en una luz verde.
La figura giró un poco la cabeza y entornó los ojos.
- ¡Oh! Siempre ocurren cosas extrañas cuando hace "flinguer"